El fundador de Holystic ProÁfrica, Pablo Llanes, acaba de regresar a España tras una estancia de una semana en Wukro, al norte de Etiopía. Hacía cuatro años que no pisaba Tigray, la región donde se ubica esta localidad y en la que se ha librado una cruenta guerra entre 2020 y 2022. “He encontrado Wukro mejor de lo esperado, aunque las zonas que sí deben estar más afectadas son las rurales. Eso sí, necesitan comida y ropa. Han ido recibiendo ayuda humanitaria de forma puntual y están a la espera de más, pero hay una inflación muy elevada y están en situación de sequía”, dice Llanes.
Tras el alto al fuego decretado en noviembre de 2022 en Tigray, la ONG ha ido retomando su actividad solidaria de forma paulatina gracias a los siete trabajadores locales que colaboran con la ONG. Desde que estalló el conflicto en noviembre de 2020, Tigray ha sufrido una de las guerras más brutales de los últimos años, dejando a su paso más de 600.000 civiles muertos -según estimaciones de diferentes entidades-, millones de desplazados y una de las crisis humanitarias más graves a nivel mundial.
La clínica de fisioterapia en pie y atendiendo a pacientes
La clínica de fisioterapia pediátrica construída por Holystic ProÁfrica para ayudar a niños con discapacidad en Wukro sufrió robos durante el conflicto armado. Sin embargo, ha mantenido su estructura y hace ya un tiempo que ha retomado la actividad. “Tenemos a dos fisioterapeutas que están tratando a varios niños a diario, aunque ha disminuido el tratamiento a niños con discapacidad porque muchos viven fuera de Wukro y no pueden permitirse el desplazamiento”, explica Llanes, que tiene ya en mente trabajar en un programa para financiar estos desplazamientos.
“También queremos hacer una rampa de acceso para personas que van en silla de ruedas, así como comprar material que se ha ido quedando obsoleto con el paso del tiempo”. Durante su estancia en Etiopía, el fundador de Holystic ProÁfrica ha podido comprobar cómo el hospital de Wukro tiene una alta demanda de pacientes al haber estado parado mucho tiempo durante la guerra y por la escasez de sanitarios que han estado meses sin recibir su nómina. “Aunque han empezado a cobrar ahora, muchos están de baja”.
La visita de Pablo Llanes ha coincidido con un family day, jornada en la que las familias de los niños que tratan en la clínica se reúnen con los fisioterapeutas para charlar, comer y tomar el té juntos.
Éxito de las escuelas de tenis y baloncesto
Cerca de 200 niños y niñas practican tenis y baloncesto a diario en las pistas ubicadas en la misión Saint Mary. “Ha sido muy bonito ver cómo nuestros proyectos están en marcha y hay mucha actividad”, comenta Llanes. “También ha sido muy emocionante volver a ver a nuestros niños que ya son adolescentes , trabajan y hasta han creado su propio negocio”, agrega, refiriéndose a los niños huérfanos atendidos en la misión de Saint Mary por el padre Ángel Olaran y su equipo.
Lamentablemente, el conflicto armado se cobró la vida de uno de los trabajadores más veteranos, Teklay Mebrahtu, director de la escuela de baloncesto de la ONG durante muchos años. En su honor, Llanes y jóvenes locales jugaron un partido homenaje y decidió que la escuela de baloncesto lleve su nombre.
Además de supervisar in situ los entrenamientos de tenis y baloncesto, el fundador de Holystic ProÁfrica se acercó a ver el estado de la cancha de baloncesto ‘Yago Llanes’. “Se ha mantenido, a pesar de la guerra. Nos queda alisarla”.
En unos días, llegará a Wukro un cargamento con material sanitario y deportivo. Un material que se une al que llevó Pablo Llanes la semana pasada: una encordadora para las raquetas de tenis, raquetas donadas por la Federación de Tenis de Madrid, 70 camisetas de entrenamiento de baloncesto, balones y redes de baloncesto, dos equipaciones de la Federación de Baloncesto de Madrid, etcétera. Llanes también ha entregado tres ordenadores portátiles (donados desde España) a diferentes entidades locales.
Nueva etapa de Ángel Olaran en la misión Saint Mary
Ángel Olaran, presidente de honor de Holystic ProÁfrica, pudo regresar a Wukro meses después del estallido de la guerra. Cuando empezó el conflicto, se encontraba en España por motivos de salud y familiares, y no pudo volver a Etiopía hasta mucho tiempo después del inicio de la contienda.
“Ángel está muy bien. Ya se ha jubilado, pero sigue en la misión de Saint Mary ayudando a niños huérfanos y a personas en exclusión social a través del Wukro Social Development Program”, apunta Pablo Llanes. Olaran sigue siendo pieza clave en las actividades de Holystic ProÁfrica en Etiopía y ahora cuenta con la ayuda de Regat, una tigriña que va a supervisar los proyectos de la ONG en Wukro.
En cuanto al estado de la misión de Saint Mary tras la contienda, robaron coches al comienzo de la guerra y las instalaciones han sufrido algunos daños y llevan años sin repararse.