La ONG Holystic ProÁfrica ha empezado a retomar, de forma paulatina, su actividad en Wukro, localidad situada en la región etíope de Tigray, tras el alto al fuego decretado en noviembre de 2022.
Desde que estalló el conflicto en noviembre de 2020, Tigray, en el norte del país africano, ha sufrido una de las guerras más cruentas de los últimos años, dejando a su paso 600.000 civiles muertos -según estimaciones de diferentes entidades-, millones de desplazados y una de las crisis humanitarias más graves a nivel mundial.
“Lo más importante en Wukro es que se han restablecido las comunicaciones que han estado interrumpidas por la guerra”, dice Pablo Llanes, fundador y presidente de Holystic ProÁfrica. Llanes habla con conocimiento de causa al retomar el contacto periódico con los antiguos colaboradores de la ONG y, sobre todo, con el misionero Ángel Olaran, con quien se reunió el pasado mes de febrero en Madrid -el Padre Blanco pudo volver a España tras meses de conflicto- y que es la persona de referencia de Holystic ProÁfrica en el terreno puesto que reside en Tigray desde hace décadas y ha vivido la guerra en sus carnes durante unos cuantos meses. En ese encuentro, Olaran comentaba que “la situación es de tranquilidad” y que ahora “la gente ya puede dormir tranquila”. El misionero añadía que iba a llegar el momento en el que “nosotros vamos a poder volver a la dinámica anterior de ayuda”. Y es lo que está empezando a suceder.
“No paran de llegarnos buenas noticias. La última y más importante es que nuestra clínica de fisioterapia en Wukro ha aguantado el envite de la guerra y tienen un nuevo fisio que va a volver a tratar a niños con discapacidad”, cuenta Pablo Llanes. Además, las actividades deportivas se han empezado a retomar: tanto la escuela de tenis como la de baloncesto han vuelto a los entrenamientos con niños de Wukro. La cancha de baloncesto ‘Yago Llanes’, que se había empezado a construir antes del estallido de la guerra civil, también se conserva y la ONG tendrá que evaluar su estado para seguir adelante con su construcción.
En cuanto al envío de ayuda económica, Holystic ProÁfrica ha retomado el pago a los entrenadores y a otros colaboradores en Wukro con los que lleva trabajando desde hace siete años, a pesar de las restricciones que sigue habiendo por parte de los bancos -hasta hace poco, la mayoría estaban cerrados por el conflicto-.
“Evidentemente hay muchas necesidades económicas, así que todo lo que sea fomentar el empleo local y reactivar los proyectos que teníamos solidarios es muy importante”, subraya Llanes. “Lo que queremos es seguir la misma línea de trabajo anterior a la guerra con las escuelas deportivas y nuestros proyectos de fisioterapia y de matronas. En definitiva, lo que queremos es volver a la normalidad”, concluye.