Este jueves, 6 de julio, la Federación de Tenis de Madrid (FTM) y la Fundación del Tenis Madrileño han firmado un acuerdo de colaboración con Holystic ProÁfrica con el objetivo de dar difusión a las actividades de la ONG española, colaborar en la recogida de material deportivo y asesorar a nivel técnico a la escuela de tenis en Wukro (Etiopía).
“Desde la Federación de Tenis de Madrid y la Fundación del Tenis Madrileño queremos dar difusión y comunicación la labor que está haciendo Holystic ProÁfrica y, por supuesto, colaborar consiguiendo bolas, raquetas y otros materiales para seguir con la actividad deportiva”, ha señalado Pablo Carabias, director de Marketing, Eventos y Patrocinios de la FTM, que ha estado presente en la firma del acuerdo junto Carlos Almazán Fernández, en representación de la Fundación del Tenis Madrileño, a Rafael Llanes, responsable de la Escuela de Tenis de Holystic ProÁfrica en Wukro y a Pablo LLanes, fundador de Holystic ProÁfrica.
Fruto de este acuerdo, desde hoy se ha puesto en marcha la campaña ‘Tenis e ilusión para Etiopía’. “Nos dirigimos a los jugadores madrileños de todas las edades para que a esa raqueta junior que se ha quedado pequeña o esa raqueta de competición que se ha cambiado por un nuevo modelo, le deis una nueva vida, la donéis en el punto de recogida que es la recepción de FTM Fuencarral y nosotros nos encargaremos de que llegue a Wukro”, reza la noticia sobre el acuerdo de colaboración publicada por la FTM en su página web. La Federación aclara que las raquetas deberán ser etiquetadas con el nombre del donante para que el niño o niña etíope que las reciba sepa quién se ha donado y para que el donante sepa a qué persona está ayudando a jugar al tenis.
Holystic ProÁfrica, que ayuda a niños con discapacidad a través de la fisioterapia y el deporte en Wukro -una localidad situada en la región de Tigray, en el norte del país africano-, ha retomado sus actividades de forma paulatina desde que se anunció el alto al fuego en noviembre de 2022. Las escuelas de baloncesto y tenis suman más de 300 niños inscritos, casi el doble de los que había antes de estallar el conflicto en noviembre de 2020.