Toda la primera parte de mi estancia se centró en elaborar un censo de los niños susceptibles de tratamiento neuropediatrico menores de 15 años. Los niños no tienen diagnóstico, no han recibido tratamiento y hay un desconocimiento total de las opciones de terapia. Son familias coraje, sobre todo las madres, con esa sonrisa permanente y una fuerza vital de supervivencia que en nuestra sociedad brilla por su ausencia muchas veces. Mientras que íbamos haciendo fichas, el espacio tomaba forma: construir camillas, paralelas, espalderas, estanterías…e ir creando la energía para las terapias a los peques.
Aquel entonces era el 2013, actualmente la clínica de fisioterapia ofrece tratamiento gratuito a unos 25 niños a la semana. Las fases del proyecto han evolucionado: empezamos mandando voluntarios de larga estancia combinados con corta estancia como responsables de la clínica y la labor asistencial. Después llegó la contratación de fisioterapeutas locales con los que hacer cooperación transversal con nuestros voluntarios. A día de hoy, los recursos humanos que mandamos desde la ONG tienen, sobre todo, el objetivo de formar en neuropediatria al fisioterapeuta local encargado del funcionamiento del centro. Entendemos que será un proyecto cerrado cuando, en su totalidad, pase a manos etíopes.
Es algo maravilloso ver a los niños llegar acompañados de sus familias y sentir el ambiente de cambio que se ha creado.